En la actualidad es indiscutible el protagonismo de la imagen televisiva respecto a la imagen fija. La imagen televisiva ha convertido a la imagen fija o imagen del fotoperiodismo en imágenes parásitas (redundantes, en blanco y negro) y convertidas en eco estático de lo que el día anterior hemos visto en TV, en movimiento, en color, en directo... que consideramos que no han sido manipuladas.
Pero estas imágenes fijas precisamente por su estatismo se presentan como más impactantes que las imágenes en movimiento por su carácter fugaz, y en algunos casos más fácilmente manipulables.
Las imágenes fijas las recordaremos mucho mejor y nos sirven para "acabar" o imaginar una imagen en movimiento. Sirve para el estudio de una manera diferente (puede que mejor), análisis e investigación. Es más fiable y menos manipulable.
Esta opulencia icónica puede ser peligrosa porque:
-Transforma al pueblo en público.
-Por otro lado hay otra realidad: la carencia icónica se convierte en sinónimo de inexistencia. Puede ser peligroso.
Podríamos aplicar la Teoría de Austin: los actos por el mero hecho de enunciarse se crean, y por aparecer en TV o plasmarse en una imagen, existen.
La sobreproducción icónica ha contribuido a:
-Devaluar drásticamente las imágenes y despojarlas de eficacia comunicativa.
-La densidad icónica es tan grande en las culturas urbanas que "ya no vemos las imágenes" porque su hiperabundancia las ha trivializado, su exceso las ha convertido en "invisibles".