Mientras que algunos autores conciben la entradilla como resumen, otros discrepan de esta concepción:
"La entradilla es el primer párrafo de la noticia. Esté diferenciada tipográficamente o no, contendrá lo principal del cuerpo informativo, pero no deberá constituir un resumen o sumario de todo el artículo. Ha de ser lo suficientemente completa y autónoma como para que el lector conozca lo fundamental de la noticia sólo con leer el primer párrafo. De él se desprenderá necesariamente el título de la información (...) El primer párrafo no debe contener necesariamente (aunque sí es conveniente) las clásicas respuestas a las preguntas qué, quién, cómo, dónde, cuándo y por qué. Estas seis preguntas pueden estar desgranadas a lo largo de la información (lo cual requerirá dos o, quizá, tres párrafos), pero siempre según la mayor o menor importancia que cada una de ellas tenga en cada caso". (Libro de Estilo de El País).
Si un buen título es una puerta abierta a que el lector se introduzca en el primer párrafo, una buena entrada es una puerta abierta para que el lector se adentre en la lectura de la información.
La recomendación más general apunta a que las entradillas vayan derechas al grano, entran rápidamente en materia, sacrifiquen lo inútil y desdeñen los preámbulos.
Sin embargo, esta máxima es propia de los textos puramente informativos, no siendo así en otros casos:
Ej: "Huevos escalfados, carne y vino tinto para el almuerzo mano a mano que, aunque 'cordial' - más distendido de lo que muchos aventuraban, y en el que no faltó el puro -, terminó en auténtico fracaso".